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David contra Goliat



Es importante la confianza en uno mismo a la hora de acometer cualquier empresa o proyecto, pero como alguien me dijo una vez la confianza es como el fuego. Muy útil si lo controlas porque te mantiene caliente, pero muy peligroso si pierdes su control porque acabará por destruirte. Cuando esta confianza te hace perder el objetivo de lo que haces puede pasarte como a Goliat en el famoso pasaje de la biblia. Me gustaría hacer una analogía entre esta historia y el desarrollo de proyectos de software.

La Historia

David era un joven israelí que según la biblia vivió allá por el 1000 ac. A pesar de ser músico, terminó por ser el escudero personal del Rey Saul lo que le puso en el campo de batalla el día que pasó a la historia.

Los filisteos estaban en guerra con Israel y les propusieron un duelo personal que evitara la guerra abierta. El mejor guerrero de los filisteos contra el mejor de los israelís. Los filisteos propusieron a Goliat, un enorme soldado de más de dos metros de estatura, y de gran musculatura. Al verlo ningún guerrero de Israel quiso enfrentarse a él. Fue entonces cuando David le propuso al rey aceptar el reto y con un cayado y una onda se planto frente al gigantesco Goliat, que sabedor de su superioridad física se rió confiado. David que era un experimentado pastor giró su onda con fuerza y asestó un golpe mortal entre los ojos del gigante que cayó desplomado e inconsciente. David aprovechó tal circunstancia para cortarle la cabeza y ante la imagen de David mostrando por lo pelos la cabeza de Goliat, los filisteos huyeron despavoridos.

Los Hechos

Cuando eres consciente de tus limitaciones, conoces bien tus fortalezas. Y tal y como hizo David, si sabes utilizarlas puedes vencer batallas en las que nadie apostaría a tu favor.

Yo me declaro leal seguidor del trabajo de desarrollo casi artesanal. El software cocinado a fuego lento. Sin prisas, sin atajos y tomándome el tiempo necesario para escuchar y conocer a fondo las necesidades del usuario, del cliente. Escuchar, escuchar y escuchar. Y cuando creas que lo tienes todo claro, volver a preguntar y volver a escuchar. De mimar cada línea de código. De disfrutar la declaración de cada variable, de cada tabla, de cada método como si estuvieras componiendo en una partitura. Sin prisas y manejando unos plazos razonables. Sólo así lograrás un producto de calidad, que se ajuste a las necesidades que el cliente sabe que tiene y que solucione los problemas que todavía no sabe que tiene.

Con un exceso de confianza puedes cometer el error de pensar que el cliente te necesita más a ti que tu a él. La relación debe ser leal y al 50%. Ambas partes se necesitan y ambas se benefician de la otra. Si piensas que tu cliente ha de adaptarse a tu programa, a tu metodología, a tu marca o a tu grandeza, estás destinado a fracasar. Tarde o temprano ese cliente acabará hablando mal de ti y sufrirás un periodo de mantenimiento tormentoso y lleno de frustraciones.

Hay veces que David vence a Goliat en el mundo del software. Hay veces que Goliat se planta con su legión de programadores y de metodologías y de manera prepotente le dice al cliente lo que necesitas. Hacia dónde debe ir el negocio y le implanta un software sin el más mínimo mimo o respeto a sus necesidades reales o a sus reclamaciones. Y se ríe sabiéndose ganador de la batalla antes de que comienza. Y cuando el cliente reclama, exhibe una batería de excusas injustificables o insinúa que el problema está en el uso o en la explotación que el cliente hace del sistema. Todos son culpables menos él.

Pero resulta que surge un pequeño David, insignificante y débil en un principio pero que conoce bien donde está el punto débil de Goliat. Y que sabe como ganar la batalla. Y David le planta entre los ojos a Goliat el cayado de las evidencias y de la calidad en cuanto el rey le da la oportunidad de hacerlo. Simplemente haciendo las cosas con dedicación, talento y respeto. Porque el desarrollo de software, como cualquier tarea que requiera un poco de inspiración humana se basa en eso. En devoción, respeto, dedicación y talento. Y ahí se queda Goliat, vencido y sin cabeza. Y los filisteos se marchan huyendo por el campo de batalla.

Dedicado a mis compañeros que me permiten mantener mi pasión por el desarrollo de Software. Ellos habrán sabido leer entre estas líneas. ;)

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