Ir al contenido principal

Sexo, drogas y padres irresponsables.



Mi hijo Quino cierra el curso con unas notas muy buenas, y me dispongo a cumplir el compromiso que su madre y yo asumimos con él. "Si sacas buenas notas te compramos el juego que tú quieras para la Nintendo 3DS" le prometimos. Así que es sábado por la mañana y nos vamos a un centro GAME dónde el niño entra con la idea de preguntar al dependiente si le queda el juego que busca. Están atendiendo a una madre y a dos niños de unos 10 años aproximadamente, puesto que parecen tener la misma edad que mi hijo. Nos disponemos a esperar nuestro turno cuando me percato que la madre entrega al dependiente una copia del GTA V (Grand Theft Auto 5) para PS3 con la intención de que el dependiente le cobre. Por la actitud de los niños, que no le quitaban los ojos al juego que tenía su madre en las manos, empiezo a sospechar que el juego es para ellos.

Para el que no esté relacionado con el mundo de los videojuegos, comentarles que la saga GTA, aunque técnicamente son verdaderas obras de arte por su realismo y calidad gráfica, son juegos para adultos que siempre han estado rodeados de polémica por cuestiones morales. En el juego encarnas a un delincuente cuyo objetivo es enriquecerse robando y asesinando y forjarse una reputación dentro del mundo de la delincuencia. El juego te da una libertad total para hacer cualquier cosa que te plazca en los submundos de la ciudad, incluida la posibilidad de consumir prostitución, tomar todo tipo de drogas y un amplio abanico de robos y prácticas violentas, muy centrado en todo tipo de fechorias conduciendo cualquier vehículo que te encuentres por la ciudad. En esta última entrega hay una fase que consiste en torturar a un miembro de la banda rival eligiendo entre numerosos métodos con todo tipo de detalles explicitos con el fin de sacarle determinada información.

Volviendo a la escena de la tienda de videojuegos, reproduzco la conversación entre la madre y el dependiente.

- ¿Me cobra este juego?
El dependiente mira el juego, a los dos niños y a la madre por este orden.
- Disculpe señora. ¿El juego es para ellos? (señalando a los niños)
- Sí.
- ¿Sabe usted que este juegos no es recomendado para menores de 18 años?
- Ah. No lo sabía pero bueno. Es el que quieren.
Me doy cuenta de que el dependiente tiene la misma expresión de perplejidad que yo.
- Yo le recomiendo señora que le eche un vistazo al juego antes de dejar que los niños jueguen. Es un juego para adultos y tiene escenas explicitas de violencia, sexo y consumo de drogas.
- Yo es que de esto no entiendo, pero es el juego que tienen todos sus amigos.
Ante el argumento de la madre, el dependiente se queda mirando callado sin saber muy bien como actuar.
- Bueno. Yo le recomiendo que lo mire antes. Yo le puedo decir que he jugado y el juego tiene escenas muy realistas y desagradables.
- Vale vale.

El dependiente pasa el juego por el lector de código de barras, lo mete en una bolsa, pasa la tarjeta, se lo da a la madre y se despide. La madre coge la bolsa se la da a los niños y los tres salen del establecimiento, con los niños subiéndose por las paredes. El dependiente y yo cruzamos una mirada entre la sorpresa y la indignación compartiendo el mismo pensamiento. Esa madre no va a molestarse en enterarse qué tipo de juego le está dando a sus hijos.

Hace muchos años que los videojuegos han dejado de ser algo minoritario destinado a cuatro frikis y ya son una de las opciones de ocio más importantes. Sin embargo muchos padres que no han sido consumidores de este apasionante mundo siguen estableciendo una relación directa y única entre videojuegos y niños, cuando esta opción, como puede pasar con otras como el cine, está destinada a todo el espectro de edades posibles. Al igual que el cine, hay clasificaciones morales para los juegos y las carátulas de los mismos informan del tipo de contenido y para el tipo de edad que están indicados mediante un código de símbolos y colores denominado codigo pegi. Esto permite a los padres ejercer un papel fundamental a la hora de filtrar e inculcar a sus hijos los contenidos que pueden ser para ellos o no. No me imagino la misma escena con una madre comprando una película X para los niños y diciéndole al dependiente "yo de esto no entiendo pero es que es la película que han visto todos sus amigos".

Gracias a la fascinación que provocaron en mi los videojuegos cuando era niño, hoy tengo la profesión que tengo. Es un mundo apasionante que me ha proporcionado miles de horas de diversión y han ayudado a desarrollar mi mente, mi creatividad, mi psicomotricidad y sobre todo a buscar alternativas y a superar retos con perseverancia, imaginación y dedicación. Me han permitido expandir mi mente, forjar amistades para toda la vida y compartir experiencias y grandes ratos con otras personas. Sus ventajas para los niños son innegables pero los padres han de usarlos con responsabilidad. Hay juegos destinados a niños y juegos destinados a adultos y es muy sencillo diferenciarlos a poco que te tomes la molestia de mirar la carátula. Las consolas no son una niñera y no podemos pretender que los niños decidan por si mismos si los contenidos de los juegos son adecuados para ellos. Los padres debemos asumir esa responsabilidad.

Así que señora, tómese un instante en preocuparse de qué juegos pone en las manos de sus hijos. Quizás usted y los padres de sus compañeros se escandalizarían si jugaran durante cinco minutos al GTA. Quizás encuentre el juego violento, sexista, ofensivo y poco recomendable para los ojos de un niño de 10 años. Puede que el seguir las recomendaciones de la carátula sea una práctica muy recomendable a la hora de evitar que su hijo decapite a algún compañero con una katana en los próximos años. Pero vamos, que si esto ocurre no se preocupe que no será usted responsable. La culpa es de los videojuegos que son muy violentos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

David contra Goliat

Es importante la confianza en uno mismo a la hora de acometer cualquier empresa o proyecto, pero como alguien me dijo una vez la confianza es como el fuego. Muy útil si lo controlas porque te mantiene caliente, pero muy peligroso si pierdes su control porque acabará por destruirte. Cuando esta confianza te hace perder el objetivo de lo que haces puede pasarte como a Goliat en el famoso pasaje de la biblia. Me gustaría hacer una analogía entre esta historia y el desarrollo de proyectos de software.

40 años

"Sentir que es un soplo la vida, que 20 años no es nada", rezaba Gardel. Y Aprovechando mi reciente onomástica y sin que, al menos de momento, la crisis de los 40 me haya hecho añicos, voy a tratar de realizar una entrada en el blog semiprofesional y semipersonal a partes iguales. Coincidiendo con mis 40 años sobre la faz de la tierra se cumple también 20 años de mi vida profesional por lo que creo que es el momento exacto de realizar un repaso, en tercera persona, de mi vida profesional.

Lafuente de Inspiración

“En los vértices del tiempo anidan los sentimientos” reza una canción de Manolo García. En cierta ocasión mientras la escuchaba en el coche con otra persona, intercambiamos impresiones sobre lo que pensábamos que significaba esta frase. Mi versión fue que durante tu vida habrá ciertos momentos en que esta cambiará de rumbo por algún acontecimiento que marcará un antes y un después (ruptura amorosa, cambio de trabajo, perdida de un ser querido). Ese acontecimiento puede ser bueno o malo y lo recordarás siempre no sólo porque cambió tu forma de vivir sino por el cúmulo de sentimientos que se produjeron. Aunque es pronto para decirlo, creo que ayer se produjo uno de esos acontecimientos. Ya me pasó algo parecido cuando leí los libros “Es fácil dejar de fumar si sabes cómo” y “La paradoja” como se recogen en este mismo blog. Ayer finalicé el curso “Cómo hablar siempre con eficacia” con el profesor Ángel Lafuente organizado por Learn & Show .