
2014 ha sido un año apasionante. Y dado que desde el punto de vista personal tengo todo lo que un hombre puede desear y este blog pretende enmarcarse dentro de un marco profesional me voy a centrar en esta última faceta para escribir esta entrada.
2014 ha finalizado con un balance muy positivo. No sólo ha servido para rematar algunos proyectos que quedaron pendientes de 2013 (como un software de catalogación) sino para poner en marcha y culminar algunos nuevos como un centro de atención al usuario, un ERP y la integración y puesta en funcionamiento de un nuevo archivo audiovisual. Todo ello, como ya sabrán los que me conozcan, desde el más estilo purista del software a medida del que ya he hablado en alguna que otra entrada y que tanta satisfacciones profesionales me ha dado. Pero lo más satisfactorio de todo ello no es el ver estos proyectos en producción, sino el efecto de "adicción" que generan en otros departamentos de la compañía y que paso a describir.
Todos los años la dirección de la empresa celebra un comité extraordinario dónde cada director plantea a la dirección general sus objetivos para el año que comienza. Como digo, es muy motivador ver a cada compañero de la dirección con su lista de los reyes magos. De deseos y de objetivos y ver cómo parte de ellos pasan en menor o mayor medida por el desarrollo de algunas aplicaciones que den soporte al éxito de sus metas. Oirlos durante su exposición mencionar esa motivadora frase de "con la ayuda del departamento de sistemas para que desarrolle...".
Entre las peticiones recibidas se incluye un programa de control de inventario, un gestor de tareas y la ampliación de un software de facturación para que se integre con nuestro sistema de gestión (también desarrollado a medida de manera interna). Alguno que lea este texto pensará que es más rápido y cómodo obtener programas en el mercado que ahorren el tiempo de desarrollo. ¿Por qué entonces esa obsesión por el desarrollo a medida? La respuesta es muy sencilla. Aunque el tiempo de desarrollo es mayor, se compensa con creces por el resultado obtenido. Un resultado que se adapta como un guante a las necesidades. Y sobretodo, la capacidad de seguir evolucionándolo en la dirección correcta y ajustándose a las nuevas necesidades que puedan surgir. El software a medida es una especie de droga que, si se hace bien, cuando lo pruebas es muy difícil renunciar a ella. Porque no sólo cubre la necesidades según van surgiendo, sino porque obliga a hacer un ejercicio de análisis que como consecuencia mejora de manera continua los procesos de la compañía. Tenemos malas experiencias con el software estandar o parametrizable. Programas que te obligan a adaptarte, cambiar flujos de trabajos ya establecidos y que nunca llegan a funcionar como te habías planteado inicialmente generando nuevas necesidades y problemas.
Así que parece que los reyes magos este año nos han traído nuevos proyectos y nuevos retos profesionales. Nuevas oportunidades para colaborar de manera activa en la mejora los departamentos de la empresa. Nuevas posibilidades de afinar la eficiencia de cada área y en consecuencia poder trabajar mejor y ayudar a otros departamento a cumplir sus objetivos. Todo esto me han traido los reyes este año. Aunque ahora que lo pienso... con tanto encargo quizás el rey mago sea yo.
2014 ha finalizado con un balance muy positivo. No sólo ha servido para rematar algunos proyectos que quedaron pendientes de 2013 (como un software de catalogación) sino para poner en marcha y culminar algunos nuevos como un centro de atención al usuario, un ERP y la integración y puesta en funcionamiento de un nuevo archivo audiovisual. Todo ello, como ya sabrán los que me conozcan, desde el más estilo purista del software a medida del que ya he hablado en alguna que otra entrada y que tanta satisfacciones profesionales me ha dado. Pero lo más satisfactorio de todo ello no es el ver estos proyectos en producción, sino el efecto de "adicción" que generan en otros departamentos de la compañía y que paso a describir.
Todos los años la dirección de la empresa celebra un comité extraordinario dónde cada director plantea a la dirección general sus objetivos para el año que comienza. Como digo, es muy motivador ver a cada compañero de la dirección con su lista de los reyes magos. De deseos y de objetivos y ver cómo parte de ellos pasan en menor o mayor medida por el desarrollo de algunas aplicaciones que den soporte al éxito de sus metas. Oirlos durante su exposición mencionar esa motivadora frase de "con la ayuda del departamento de sistemas para que desarrolle...".
Entre las peticiones recibidas se incluye un programa de control de inventario, un gestor de tareas y la ampliación de un software de facturación para que se integre con nuestro sistema de gestión (también desarrollado a medida de manera interna). Alguno que lea este texto pensará que es más rápido y cómodo obtener programas en el mercado que ahorren el tiempo de desarrollo. ¿Por qué entonces esa obsesión por el desarrollo a medida? La respuesta es muy sencilla. Aunque el tiempo de desarrollo es mayor, se compensa con creces por el resultado obtenido. Un resultado que se adapta como un guante a las necesidades. Y sobretodo, la capacidad de seguir evolucionándolo en la dirección correcta y ajustándose a las nuevas necesidades que puedan surgir. El software a medida es una especie de droga que, si se hace bien, cuando lo pruebas es muy difícil renunciar a ella. Porque no sólo cubre la necesidades según van surgiendo, sino porque obliga a hacer un ejercicio de análisis que como consecuencia mejora de manera continua los procesos de la compañía. Tenemos malas experiencias con el software estandar o parametrizable. Programas que te obligan a adaptarte, cambiar flujos de trabajos ya establecidos y que nunca llegan a funcionar como te habías planteado inicialmente generando nuevas necesidades y problemas.
Así que parece que los reyes magos este año nos han traído nuevos proyectos y nuevos retos profesionales. Nuevas oportunidades para colaborar de manera activa en la mejora los departamentos de la empresa. Nuevas posibilidades de afinar la eficiencia de cada área y en consecuencia poder trabajar mejor y ayudar a otros departamento a cumplir sus objetivos. Todo esto me han traido los reyes este año. Aunque ahora que lo pienso... con tanto encargo quizás el rey mago sea yo.
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